2021: así cambiará el coronavirus el futuro del sistema sanitario en España

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La irrupción del coronavirus ha sacudido el mundo tal y como lo conocíamos y ha situado en el centro del debate al propio sistema sanitario. Algunas de las cuestiones que habían sido puestas encima de la mesa a lo largo de los últimos años por los profesionales del sector científico y sanitario, han pasado a ocupar el primer plano de la agenda pública, política, mediática y social.

2021 será un año clave para determinar los cambios precisos que se requieren para construir el futuro del sistema sanitario en España. Con este fin, Healthinking, cumpliendo con su objetivo de anticipar los retos de futuro, incentivar la reflexión sobre ellos y facilitar, en último término, la toma de las mejores decisiones, ha conversado con destacados expertos de diversas disciplinas, a quienes ha preguntado cómo cambiará el coronavirus el funcionamiento del sistema.

Las diferentes entrevistas mantenidas a lo largo de los últimos meses con estos expertos procedentes de diversos ámbitos (ciencia, sanidad, humanismo, economía…) han puesto de manifiesto diez grandes pilares sobre los que pivotará el debate sobre el sistema sanitario a lo largo de los próximos meses.

  1. Gobernanza del sistema sanitario

La pandemia ha abierto el debate sobre la necesidad de reforzar el modelo sanitario, crear nuevos organismos específicos sobre salud pública, impulsar la comunicación entre quienes toman las decisiones y quienes tienen el conocimiento científico, o fomentar la colaboración público – privada.

Rafael Bengoa, médico y especialista en gestión, opina que el modelo descentralizado funciona correctamente y cree que lo que hay que potenciar es la presencia de “agencias independientes, imparciales y externas” que cuenten “con la voz de todos los agentes fundamentales”. En este sentido, propone la creación de una autoridad independiente de evaluación, “necesitamos una agencia que no esté dentro de las estructuras formales”, explica.

Por su parte, la catedrática en Filosofía Moral, Amelia Valcárcel, asegura que la falta de coordinación “no produce buena impresión” y considera que “deberíamos ir un poco más adelantados” en este ámbito. “Se necesita una administración global. Ahora mismo, en Europa, cada Estado está dando unas normas distintas. No hay manera de que tengamos una cierta uniformidad normativa”, añade.

Coordinación que debe hacerse extensiva a lo social, como explica Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), que hace hincapié en la necesidad de construir procesos más ágiles. “Se han agilizado los procesos, ha habido más comunicación y los tiempos se han reducido (…). Eso hay que valorarlo y no tiene que quedar como una anécdota (…). No se puede requerir tanto tiempo para llegar a un tratamiento en España ni que haya tanta falta de equidad entre las comunidades autónomas o los propios hospitales”, señala.

Finalmente, el presidente de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE), Jesús Sanz Villorejo, apunta la necesidad de avanzar hacia un pacto por la Sanidad. “No podemos permitirnos que cada vez que se produce cambio de Gobierno haya un bandazo en determinadas estrategias”, reclama.

 

  1. Financiación del sistema sanitario

Si hay un paso que es determinante para poder avanzar en una mejor gobernanza del sistema sanitario, es aumentar la financiación del propio sistema, pero también de la ciencia y la innovación.

En lo que tiene que ver con la investigación, el director científico del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz, Eduardo López-Collazo, apunta que hay que pasar de estrategias “cortoplacistas” a realizar inversiones sostenidas en el tiempo que permitan investigar en todos los campos, especialmente en las ciencias básicas, siempre partiendo, al menos, de un mínimo del 2% del PIB.

“Los países de nuestro alrededor tienen inversiones mucho más poderosas; los que mejor van, están cerca del 4% del PIB”, explica, para advertir a continuación que, si hoy no se dedican recursos a la ciencia, “seguramente, las generaciones futuras verán su viabilidad muy comprometida”.

 

  1. Impulso a la Atención Primaria

El refuerzo de la Atención Primaria y de su coordinación con el resto de los niveles asistenciales es otro de los aspectos que centrarán el debate durante los próximos meses; máxime, dado el proceso de vacunación, que arrancó el pasado 27 de diciembre.

“Hay que destinar más recursos (a Primaria), dar más protagonismo a quienes trabajan en ella, y potenciar la telemedicina, las herramientas de teleconsulta, los telecuidados, la monitorización a distancia de determinados parámetros, etc.”, señala el presidente de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería, Jesús Sanz Villorejo.

Por su parte, desde la POP, Carina Escobar remarca la necesidad de avanzar hacia un sistema “con una medicina menos reactiva y más proactiva”, que asegure “diagnósticos precoces” que van a permitir una mejor salud para el paciente y un menor coste para el sistema, así como avanzar hacia una relación médico paciente en la que la toma de decisiones sea compartida. “Para eso es importante informar y comunicar, y tener tiempo con el paciente para explicarle su situación, las alternativas que tiene y entre médico y paciente elegir el tratamiento más adecuado según el estilo de vida y preferencias del paciente”, indica.

 

  1. El papel de los profesionales sanitarios

El peso de los profesionales en la toma de decisiones y la necesidad de darles una situación de mayor estabilidad será otra de las cuestiones que marcarán el futuro del sistema en los próximos meses.

Rafael Bengoa pone especial hincapié en el liderazgo demostrado por los profesionales sanitarios en el abordaje de la situación actual. En este sentido, considera que este liderazgo se debe de mantener ahora y en la gestión post pandemia.

En ello incide también Jesús Sanz, que se centra en la enfermería resaltando su papel “fundamental” y la necesidad de “empoderar a las enfermeras” en la toma de decisiones estratégicas y operativas. “Es absolutamente necesario que formen parte en la toma de decisiones estratégicas de las instituciones, explica Sanz Villorejo, pues “viven la realidad directa de los pacientes”. “Sin su participación, terminaremos repitiendo en el tiempo los mismos esquemas culturales de los que venimos”, añade.

 

  1. Dar más voz a los pacientes

Todos los expertos consultados coinciden en que hay que dar más voz a los colectivos de pacientes.

Carina Escobar, como presidenta de la POP lamenta que no se les incluyera en la Comisión de Reconstrucción que dibujó las líneas de futuro del sistema sanitario y apunta que, aunque los pacientes han tenido un papel muy activo, han sido poco escuchados durante la pandemia.

Defiende la necesidad de “implicar a los pacientes en la toma de decisiones, así como en el diseño de las estrategias y políticas”, misma línea en la que también se sitúa Rafael Bengoa, o el director de la Fundación Humans y ex viceconsejero madrileño Julio Zarco, que recuerda la experiencia del hospital clínico San Carlos, donde se introdujeron “comités de pacientes con voz y voto, de manera activa”.

 

  1. Impulsar los resultados en salud

Otro de los temas que los expertos han puesto encima de la mesa con la vista puesta en el futuro inmediato, es el impulso de la medición de los resultados en salud.

El profesor titular de cirugía y director médico del Hospital Clínico San Carlos, Julio Mayol, señala que se requiere un cambio de mentalidad, que pase por dejar de medir el funcionamiento del sistema por el número de camas o de pruebas realizadas y evaluarlo a través de los resultados en salud.

“Medir los resultados es más importante que medir el volumen de actividad que se hace (…) La gente no quiere comprarse un coche; lo que quiere es movilidad (…) El medio no es lo importante, porque está disponible en diferentes formatos. Lo importante es centrarse en el valor (…)”, explica.

 

  1. Atención a la cronicidad

Si el abordaje de la cronicidad ya era un reto importante antes de la pandemia como consecuencia del aumento del envejecimiento, ahora es aún mayor dado el gran número de consultas y pruebas suspendidas o aplazadas durante los meses de cuarentena.

“Siempre se está hablando de los vulnerables, refiriéndose en general a los mayores, pero poco se habla de cómo cuidar mejor a las personas con patologías crónicas, que también son vulnerables; la salud pública debe estar para ellos también”, señala Carina Escobar en nombre de los pacientes.

Rafael Bengoa, por su parte, desde el punto de vista de la gestión, completa esta visión señalando que “a partir de ahora, una línea maestra de las políticas de salud tiene que ser la cronicidad”. “El punto de partida es que a los pacientes crónicos aún no les ofrecemos continuidad de cuidados, sino que lo que les ofrecemos está fragmentado y desconectado (…). Es evidente que tenemos la tecnología y los recursos humanos para poder hacer esto mejor”, sugiere.

 

  1. La innovación y la investigación como solución

La investigación y la innovación han adquirido un protagonismo sin precedentes tras la irrupción del coronavirus y de los avances realizados en la búsqueda de tratamientos y vacunas.

Esto ha abierto el debate sobre la importancia de invertir en ciencia y el papel que ha de desempeñar en nuestra sociedad. Bengoa asegura que el coronavirus ha visibilizado el desencuentro que existe entre ciencia y toma de decisiones y defiende la necesidad de mejorar “los procesos de comunicación” entre ambos.

Por un lado, al objeto de dar respuesta a la actual crisis de salud pública, en la que “la ciencia evoluciona con la epidemia”, es necesario explicar de forma recurrente a los ciudadanos el ajuste de criterios o decisiones imprescindibles para frenar la expansión del virus.

Por su parte, el director científico del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz, Eduardo López-Collazo, también reivindica la necesidad de dar un mayor peso a la investigación. “Los países ricos no invierten en ciencia porque son ricos. Son ricos porque han invertido en ciencia”, señala. Asimismo, además de dotar a la ciencia de más recursos y cambiar el enfoque de la gestión, López-Collazo cree que es indispensable dar mayor relevancia a los científicos en los procesos de toma de decisiones.

Los pacientes también inciden en la importancia de la innovación.  “Nosotros apostamos por una innovación tanto en COVID-19 como en patologías no COVID, donde todavía estamos esperando nuevas moléculas. Estamos preocupados porque la investigación se pare, porque no se siga invirtiendo en innovación. Creemos que la colaboración público-privada tiene que estar ahí: ha funcionado con el coronavirus y tiene que seguir haciéndolo”, explica Carina Escobar.

 

  1. Digitalización y avance de la telemedicina

Parte de esta innovación pasa asimismo por avanzar en los procesos de digitalización. El sistema sanitario venía experimentando avances digitales, como son la interoperabilidad de las recetas electrónicas o la telemedicina, y el coronavirus ha agilizado esta tendencia.

Sobre su adaptación, el doctor Mayol advierte del “error” que cometeríamos si nos limitamos a trasladar el sistema sanitario actual al ámbito digital. En este cambio de mentalidad, considera que los ciudadanos son, junto con el acceso al conocimiento y la propia tecnología de la información, una de las principales palancas que pueden hacer posible este cambio. “Si todo esto no se alinea, es imposible que se produzca la transformación”, advierte.

 

  1. Perspectiva humanista

Finalmente, mientras el modelo avanza a esa mayor digitalización, en paralelo, se abre también una reflexión sobre la proximidad con los pacientes y sobre las cuestiones éticas y humanas.

En esta línea, Julio Zarco defiende la necesidad de una mayor presencia del humanismo sociosanitario, que “es una forma de ver la realidad del paciente de una manera sistémica, entendiendo que todo tiene que ver con todo”, añade. Para ello, recalca la importancia de “fomentar la cultura de la salud, avanzar hacia modelos de gestión horizontales y una transformación de las mentes y las conciencias individuales para poder hacer una transformación global”.

 

Una oportunidad para avanzar

En definitiva, el coronavirus está demostrando las virtudes y los defectos del sistema sanitario. No es un problema exclusivo de España, sino que todos los países lo están padeciendo en mayor o menor medida.

En estos momentos en los que la salud, la innovación y la ciencia están en boca de todos, la pandemia ha de servir para reflexionar sobre nuestro sistema de sanidad y crear uno más robusto y resiliente.

Tenemos por delante un año lleno de incertidumbre, pero también una oportunidad histórica para avanzar y construir un sistema sanitario que contribuya a impulsar una mejor salud para todos.

ES-ABBV-200812