El punto de vista médico de una enfermedad a menudo puede no ser el mismo que el que tiene el paciente, tal y como señalaba Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED y miembro del Consejo de Estado, en el cuarto evento de Healthinking.
Por poner un ejemplo, en los casos en los que la persona sufre una patología crónica, “vosotros [refiriéndose al resto de componentes de la mesa con formación en medicina] lo llamáis cronificar; pero desde el otro lado de la barrera lo llamamos “necesito un médico mucho más a menudo y esto no me pasaba antes”, destaca esta Honoris Causa por la Universitat de València.
Respecto al acceso a la información de los pacientes del siglo XXI, Valcárcel comentaba que “la medicina tiene que hacerse cargo de que tiene un paciente que sabe muchas más cosas que antes, y no debe sentirse ofendida por ello”. De hecho, no debe pensar que ha perdido su “condición chamánica” basada en la confianza del enfermo en su poder curativo.
“El privilegio de la bata blanca está muy disminuido”, pues el poder de la información fluye en la sociedad de una manera en la que nunca lo había hecho hasta ahora. Este contexto “va a cambiar mucho las relaciones [entre médico y paciente]”. Por tanto, que la medicina mantenga su carácter “humanista”, aunando lo que sabe y siente el paciente con los conocimientos médicos, es imprescindible para sostener un sistema que siga ayudando, de verdad, a las personas.