Las carencias, retos y necesidades de la atención primaria y todo su ecosistema más cercano han sido puestos en manifiesto por la crisis sanitaria desencadenada por la pandemia. De hecho, una de las brechas que más se ha agrandado dentro del eje vertebral del Sistema Nacional de Salud es la atención dada por los dos niveles asistenciales: la atención primaria y la atención especializada.
Francisco J. Morales Escobar, médico de familia y coordinador del grupo de trabajo nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) especializado en oftalmología, ha mantenido una conversación con Healthinking en la que ha compartido su visión sobre la situación actual de la asistencia, tanto primaria como especializada, y los pasos clave para afrontar la transformación del Sistema Nacional de Salud.
“Lo fundamental sería poder tener una interacción muy fluida entre la atención primaria y especializada, porque nos encontramos muchas veces con algunos problemas a la hora de poder derivar pacientes”, explica Morales. Los problemas en la coordinación entre la Atención Primaria y la Especializada conllevan al riesgo de la aparición de errores en los diagnósticos y en los tratamientos, lo que puede ocasionar un impacto negativo en el paciente. Por ello, la cooperación y conexión entre ambos niveles es un elemento clave.
Dicha relación, debe convertirse en un espacio de coordinación y cooperación mutua, con un flujo de comunicación extenso, siempre teniendo en cuenta a todos los actores que forman parte del proceso. “Debemos analizar cómo estamos derivando el proceso por sobrecarga asistencial, y buscar la mejor opción para dirigir cada acción”, explica el doctor. “A veces, se produce una brecha entre lo que el especialista espera y lo que deriva el profesional de atención primaria, por lo que la coordinación y comunicación es clave ”, concluye.
La situación del paciente
Como actor principal, el paciente debe tener un papel clave en cada etapa del proceso, y siempre se deben tener en cuenta sus necesidades. “El paciente que acude a la atención primaria suele ser derivado a un centro de atención especializada previo al servicio oftalmológico, por ejemplo, de tercer nivel. Hay un primer, un segundo y un tercer nivel. La buena relación entre esos niveles va a facilitar la correcta asistencia del paciente,” explica Morales. “Lo que ocurre muchas veces, es que la demora limita tanto el acceso de la atención primaria a la atención especializada ambulatoria, como el acceso de la atención primaria a la atención de tercer nivel hospitalario”, añade
La formación, clave para la transformación del SNS
España sigue teniendo una de las tasas de esperanza de vida más alta, aunque ha bajado con la pandemia, “lo que significa más citas durante más años”, puntualiza el doctor. “La única forma de que sea sostenible sería mediante un buen desarrollo formativo a nivel de atención primaria”, afirma Morales.
Para que el paciente pueda ser atendido de la mejor manera, es esencial que los profesionales, tanto de Atención Especializada como de Atención Primaria, dispongan de las herramientas necesarias para poder llevar a cabo su trabajo, y contribuir así a la transformación y mejora del sistema y sus procesos. “Creo que se basa en tener una buena formación por parte de los médicos, y una aceptación por parte de la Atención Primaria, de forma que se establezca un protocolo adecuado para la derivación entre la atención primaria y la hospitalaria”, explica Morales. Al fin y al cabo, la mejor herramienta que pueden tener los profesionales es una buena formación.
Para potenciar esa formación, es necesario que todos los actores que forman parte del ecosistema de ambas asistencias sean partícipes y colaboren en ese proceso de transmisión de conocimiento.
Francisco J. Morales es licenciado en medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Es especialista MIR en Medicina Familiar y Comunitaria y tiene un máster en Medicina Preventiva y Salud Pública. Actualmente ejerce como coordinador del grupo de trabajo de ORL y Oftalmología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y dirige la Zona Básica de Salud de Arucas Las Palmas.
“Las sociedades científicas que trabajan en la atención primaria deberían unir esfuerzos para poder dar una enseñanza, de forma que tengamos tanto los mejores especialistas, en mi caso oftalmólogos, como los mejores médicos de familia”, afirma el doctor.
Pero ¿desde dónde se debería partir? “En esto, el papel de las sociedades científicas debería ser el de cohesionarse, realizar protocolos y trasladarlo a los médicos tanto de atención primaria como especializada”, apunta Morales. “Pero tiene que ser un apoyo centralizado, es decir, no podemos generar un protocolo para que luego se acepte en unos sitios y en otros no”, clarifica el doctor.
De hecho, dentro de ese protocolo también se debería proyectar cómo formar a los profesionales en el ámbito de la transformación digital. La digitalización e interconexión de historias clínicas, por ejemplo, es un hito esencial en la mejora de ambas asistencias, por lo que es necesario que su gestión sea la adecuada. “Esta pandemia nos ha mostrado que el teletrabajo es posible, que necesitamos recursos, necesitamos que los médicos que no son nativos digitales aprendan a utilizar la tecnología. Si queremos que la digitalización sea uno de los pilares base, tenemos que darla como formación”, explica Morales.
Coordinación y formación; estos son los dos ejes principales a la hora de trabajar la mejora de la Atención Primaria y la Atención Especializada. Sólo así, ambas asistencias podrán contribuir a la transformación del Sistema Nacional de Salud. Por ello, es necesario establecer protocolos de transmisión de conocimiento entre asistencias, democratizar ambas atenciones y entender que, si el Sistema Sanitario fuese una pirámide, ambas atenciones formarían parte de la base.
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