Solo las transformaciones centradas en las personas podrán tener verdadero un impacto.
La investigación y la innovación, como motores de cambio que son, tienen que apoyarse en la dimensión social para avanzar, puesto que las personas están tanto en el origen como en el destino de cualquier transformación importante. Ninguna transformación puede ser sostenible sin integrar la dimensión social en su diseño, ya que será cuestionada por una ciudadanía que, cada vez más, demanda sentirse partícipe de los cambios.
Esta tendencia adquiere gran relevancia en el caso de la salud, ya que no solo hablamos de un servicio público, sino de un derecho amparado por la ley y una vivencia individual e íntima. Llegados a este punto, deberíamos preguntarnos: ¿cómo será la participación de las personas en la transformación del futuro contexto sanitario?